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Filosofía de la Educación. Cuestiones de hoy y de siempre

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García Amilburu, María y García Gutiérrez, Juan (2012).
Filosofía de la Educación. Cuestiones de hoy y de siempre.
(Madrid, Narcea y UNED) 215 pp.

Resumen

La filosofía de la educación está de enhorabuena. Su breve pero intensa historia como disciplina académica encuentra en este libro una piedra más en su proceso continuo de construcción. Sin embargo, no se trata de una piedra cualquiera, sino de aquellas que contribuyen a cimentar un edificio, que le otorgan solidez y contribuyen a su permanencia en el tiempo. Así pues, esta obra escrita por los filósofos de la educación de la UNED, María García Amilburu y Juan García Gutiérrez, nos propone, según sus modestas palabras, una introducción a la filosofía de la educación dirigida a educadores en general. Y quisiera comenzar esta reseña cuestionando el calificativo de introducción pues aunque se trata de una obra cuya longitud y amplitud de temas tratados no permite extensas disertaciones monográficas, concebirlo como introducción se queda corto para el empaque de un libro que más bien podría considerarse un manual de filosofía de la educación, concebido en el mejor sentido del término, esto es, un texto que plantea de manera accesible y didáctica –mediante resúmenes del contenido, palabras clave y mapas conceptuales– desde las cuestiones más básicas necesarias para comprender el calado y relevancia de la materia, incluyendo aspectos históricos y autores más destacados, hasta abordar la situación actual y algunos de los retos más recientes de la investigación en esta disciplina.

Los primeros capítulos justifican la necesidad de pensar la educación desde una perspectiva filosófica, cuyo conocimiento no debe resultar disponible únicamente para un grupo reducido de expertos, sino que debe posibilitar a todos los educadores una reflexión sobre el sentido de la educación, las cuestiones últimas del proceso educativo y del ser humano como ser educable. Esta reflexión proporciona un saber que no es posible alcanzar desde las ciencias positivas y que permite que el educador no sea un mero técnico.

Ahora bien, al definir la aportación que el pensamiento filosófico puede realizar a la pedagogía los autores delimitan certeramente su papel destacando su eminente sentido práctico, pues dicha reflexión “No tiene como fin principal la contemplación de la realidad educativa, sino la mejora de esta actividad” (p. 20).

Decía Zubiri sobre la Historia de la filosofía de Marías, que el libro era en sí mismo filosofía, y resulta innegable que al hablar de filosofía de la educación los autores de este libro no hagan sino filosofía de la educación. Así pues, si el lector decide seguir leyendo, y es previsible que lo haga, se encontrará un texto desafiante en el sentido anglosajón del término –challenging–, pues tratarán de situar esta materia en el ámbito educativo y abordarán aspectos disciplinares relevantes como las críticas que recibe con mayor frecuencia, su relación con otras áreas como la teoría de la educación, algunos problemas en los planteamientos de sus primeros autores, etc.

Se ocupan también de cuestiones antropológico-educativas como la educabilidad humana y sus diversas dimensiones, los elementos de individuación que intervienen en la formación de la identidad personal o la dimensión artística de la educación con sus limitaciones particulares y sus necesidades técnicas.

Proporcionan una interesante mirada multidimensional del término educación y sus ámbitos, con el concurso de los clásicos educare y educere latinos, el griego paideia o el bildung alemán y otras definiciones de autores españoles y extranjeros del siglo XX y filósofos contemporáneos.

Completando el estudio de la educabilidad, se centran en la otra cara de la moneda: la educatividad, comprendida en diferentes contextos tradicionales y recientes como el concepto de «ciudad educadora». Con respecto a la relación educativa, abogan por un protagonismo compartido a nivel intelectual y volitivo, donde destacan sus dimensiones comunicativa y ética, en la que el equilibro entre cuidado y autonomía no debe impedir en el educando la asunción de la responsabilidad de su propia vida o el ejercicio responsable de su libertad.

Dos capítulos esbozan los planteamientos educativos más sugerentes de una selección de filósofos de la historia del pensamiento que, aunque de forma breve, cumple con las expectativas vertidas sobre un texto de esta naturaleza.

Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás conforman este primer grupo de clásicos que da paso a otros filósofos que consideran fundamentales a pesar de su escasa presencia en los libros de pedagogía, entre los que se sitúan a Kierkegaard, Newman, Gadamer y Adler.

La revisión histórico-filosófica culmina en el séptimo capítulo donde los autores muestran una panorámica de la situación actual de la filosofía de la educación que, desde R. S. Peters, se caracteriza hoy por una gran diversidad de tendencias originada en la variedad de corrientes de pensamiento filosófico. Ofrecen una relación de las sociedades, congresos y revistas científicas de mayor relevancia en el ámbito de la filosofía de la educación y advierten de la escasa atención política y presupuestaria prestada a las materias relacionadas con la filosofía y las humanidades, que puede afectar gravemente a la continuidad de estas disciplinas.

A partir de aquí, el resto de capítulos estudian temas más específicos en los que García Amilburu y García Gutiérrez son especialistas dentro del ámbito de la filosofía de la educación.

Primeramente, abordan la relación entre política y educación con el objetivo de encontrar una articulación humanizadora entre ambos conceptos. Pasión, indiferencia y pluralismo son las notas que pueden caracterizar tres modelos diferentes en los que se sitúa la educación al servicio más o menos legítimo de la primera, se excluye del espacio público o bien se encuentra cierta armonía en el respeto de las identidades particulares dentro de un conjunto donde existe unidad y búsqueda del bien común. Junto a ello, plantean el derecho a la educación como una exigencia por su concepción como derecho humano universal, y como la expresión de la dignidad humana al posibilitar la plenitud del individuo, y exponen diversos enfoques sobre el fundamento de los Derechos Humanos.

Enlazando con el capítulo anterior, analizan el papel de la educación en los sistemas democráticos donde se erige como un recurso para su permanencia, en cuanto que es promotora de la vivencia y transmisión de los valores que los sustentan.

Estudian la formación de la identidad moral en este contexto desde diversos modelos, y distinguen dos niveles de educación ciudadana: uno de carácter más local referido a la cultura democrática idiosincrática de una comunidad y otro más universal relacionado con el respeto a los Derechos Humanos, que justifica y pone en valor la dimensión ética de una educación que tiene como eje lo específicamente humano, y posibilita una mirada más abierta y respetuosa del educador hacia la diversidad identitaria de los educandos.

El décimo capítulo es especialmente relevante al abordar la pertinente y controvertida cuestión de las convicciones educativas, en cuya definición queda recogida la postura de los autores al respecto: “las formas en que se fundamentan las diferentes visiones de plenitud humana que legítimamente pueden orientar los procesos educativos en las sociedades democráticas y plurales” (p. 158). A partir de aquí, analizan los tipos de convicciones y, a las tradicionales religiosas, filosóficas y/o morales y pedagógicas, añaden una categoría de convicciones culturales que tiene gran interés y cuya inclusión justifican por la relación entre el derecho a la educación y la identidad cultural.

Estas convicciones consideran otros aspectos relacionados con las tradiciones, valores culturales, etc. que son significativos para un individuo dentro de una comunidad determinada y que deben ser respetadas en cuanto que están acordes con la dignidad humana y contribuyen al desarrollo de la persona.

La profesión docente es objeto de estudio del penúltimo capítulo donde es destacable la reflexión que proponen sobre su vivencia subjetiva ya sea como empleo, vocación o actitud ante la vida. Las connotaciones éticas de la práctica educativa derivadas de su capacidad de influencia en los otros motiva a una reflexión sobre el propio quehacer profesional encaminada a su perfeccionamiento y que debe contribuir a crear en el educador una propia filosofía de la educación. En coherencia con esto, finaliza el libro subrayando la necesidad de atender junto a la dimensión práctica, a una dimensión teórica en la formación del profesorado que posibilite al educador hacerse preguntas fundamentales sobre el sentido y fines de su práctica, así como ir más allá de la instrucción y promover una verdadera acción educativa que despierte en los futuros educadores el amor a la verdad y el compromiso ético de formación permanente propio del arte docente. Por último, en una de las aportaciones más novedosas, sitúan esta reflexión en el entorno virtual donde la relación educativa debe ser repensada, atendiendo a las especificidades del medio, así como al desarrollo de nuevas competencias éticas relacionadas con la responsabilidad y la autorregulación que debido a la libertad con que los jóvenes se desenvuelven en las relaciones virtuales cobran una relevancia especial.

Coincidimos con el catedrático emérito de Oxford Richard Pring quien en el prefacio asegura que el libro contribuirá al impulso de la filosofía de la educación en Europa. Un texto que se ocupa de cuestiones pedagógicas fundamentales, unas veces abriendo el apetito y en otros llegando a saciarlo, combinando variedad de temas desde problemas clásicos hasta la actualidad más urgente, evidenciando un extenso conocimiento de autores y bibliografía internacional más relevante en el ámbito, mediante una magistral claridad, agilidad y concisión en el lenguaje que invita a no dejar su lectura una vez atisbadas las primeras palabras. En definitiva, una obra de carácter teórico que no se aleja de la realidad y los retos pedagógicos más acuciantes, abordados desde una perspectiva filosófica.

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