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Dónde está la educación: actividad común interna y elementos estructurales de la intervención.

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Touriñán, José Manuel (2014).
Dónde está la educación: actividad común interna y elementos estructurales de la intervención.

(Coruña, Netbiblo) 860 pp.
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Resumen

Transmitir con pedagogía es un concepto que parece haberse puesto de moda en discursos muy variados como el político, donde cuando quiere explicarse algo difícilmente asumible por el receptor del mensaje se afirma que el problema se encuentra en que debe hacerse más pedagogía.

Me parece que esto es motivo de preocupación para quienes nos dedicamos a la educación, pues lo que realmente no se comprende es el propio término pedagógico reduciéndolo a una mera retórica o, en algunos casos, a la pura manipulación.

Obras como la que aquí se reseña pueden contribuir a prevenir el engaño y a posibilitar una utilización del término más fiel a la realidad.

En efecto, este libro de José Manuel Touriñán, Catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela trata de responder a la sencilla pero esencial pregunta de ¿qué es la educación? La posibilidad del éxito en la respuesta viene avalada por una prolífica carrera académica en la que se atesoran casi tres centenares de trabajos científicos de diversa índole y largos años de experiencia docente. Ahora bien, ¿qué se puede decir que no se haya recogido en tan extensa producción? El autor nos sorprende de nuevo con un minucioso texto que bien podría conformar varias obras, no por la independencia de sus temas sino por su extensión, pues propone un interesante libro de 860 páginas de conocimiento pedagógico, vivo, fundamental y profundo, en un estilo complejo e intenso al mismo tiempo.

El texto se acompaña de un ingente número —83— de cuadros y gráficos y casi 40 páginas de referencias bibliográficas.

Establece un mismo esquema en cada capítulo con la pertinente introducción que da continuidad a la lectura y coherencia al libro, seguida de diversos puntos que desarrollan el tema y desembocan en un apartado conclusivo. Se trata de una obra versátil de carácter omnicomprensivo, que puede ser leída y releída, en palabras del propio autor, de formas diversas: el primer y el último capítulos ofrecen una panorámica general que posibilita un primer acercamiento, el seguimiento de los cuadros permite una visión esquemática, mientras que las conclusiones aportan una excelente síntesis de lo desarrollado en cada apartado.

Una decena de capítulos componen el libro que comienza ordenadamente con la definición, una visión crítica de algunas posturas frecuentes y las limitaciones etimológicas, así como varias propuestas interesantes. Nos recuerda el deseo platónico del saber que no se conforma con la identificación de aquello que es educativo, sino que aspira a conocer con precisión el significado de la educación. Una primera aproximación del catedrático gallego nos lleva a definirla, a grandes rasgos, como la capacitación para la realización de un proyecto vital propio, partiendo desde una experiencia axiológica y adaptándose a un contexto real. Para él, en toda definición es necesario diferenciar la educación de otros conceptos como el de comunicación, convivencia e incluso el mismo conocimiento o la enseñanza, donde cobra un papel clave la finalidad de la acción.

Advierte del riesgo de las definiciones meramente etimológicas, de las nominales alejadas de la realidad concreta, de metáforas con efectos antinómicos, de eclecticismos descomprometidos que idealizan los términos medios y eluden sus rasgos propios y su sentido profundo.

Entre los elementos de su respuesta, propone al mismo tiempo una mentalidad pedagógica como aquella que ostenta un conocimiento pedagógico, la función y la profesión pedagógicas y rige la relación educativa. Además, para responder a la pregunta rectora del libro, Touriñán defiende la necesidad de una antropología de la educación que descubra la actividad común interna a todo ser humano, pues en ello reside la potencialidad educativa.

Partiendo del pedagogo alemán Johann Friedrich Herbart, y del texto publicado en 2012 junto a Rafael Sáez, reclama el concepto de mirada pedagógica, a través del cual el educador debe reflexionar sobre la adecuación y la justificación de su quehacer.

Argumenta el inherente carácter axiológico de la educación, que no puede alcanzar la pretendida neutralidad y su actual pero fallida propuesta ciencista, así como sus diferentes vertientes axiológica, técnica y la referida a la investigación. Ello requiere atender a la competencia profesional del profesor y del conjunto de la institución educativa desde la perspectiva de los valores, así como contemplarla con una visión más amplia que aquella que la limita exclusivamente a una única asignatura y segrega a la figura del educador y del enseñante, sin que su tratamiento específico pueda considerarse irrelevante.

Se detiene en el análisis de la función pedagógica y realiza una revisión del concepto de competencia educativa referida a la intervención pedagógica. Torna el discurso hacia una reflexión sobre la imagen de la pedagogía en el contexto social y los diversos procesos de profesionalización de sus principales agentes. Para Touriñán, la pedagogía implica saberes conceptuales, procedimentales y actitudinales; saber enseñar y saber educar, lo que supone conocer el carácter y el sentido de la educación.

Asimismo, la actividad constituye uno de los principios esenciales de la educación en la medida en que educar es una actividad en sí misma, que al mismo tiempo se dirige hacia otra actividad y cuyo resultado es una actividad aspirante a ser educada.

Mediado el libro se centra en la relación y en la política educativa relacionada con el derecho y la responsabilidad de educar desde una perspectiva pública.

Concibe la primera como una relación eminentemente personal, lo que le aporta su carácter singular derivado de la condición humana de sus agentes, pero al mismo tiempo va más allá de lo técnico y se adentra en lo artístico e incluso en lo estético. Por ello, puede concebirse a la ciencia y al arte como fuentes de las que bebe la acción educativa que se complementan con la praxis. Entiende que la relación educativa es un compromiso libre y responsable que, al mismo tiempo, tiene un carácter reflexivo donde el autor y el receptor llegan a ser el mismo, pues conforme a la definición de educación dada tiende a que el individuo se haga cargo de su proyecto vital.

También ofrece una revisión actualizada de los clásicos conceptos de educación formal, no formal e informal a la luz de sus relaciones con la cultura local y global en la situación contemporánea. De forma similar a como el profesor López Quintás identifica en la literatura, la música y otros lugares como ámbitos de vida para la formación moral, Touriñán afirma que el pedagogo debe preguntarse sobre la forma de convertir diferentes áreas culturales en ámbitos específicamente educativos.

Tiene interés su reflexión sobre los medios pedagógicos, los cuales, se ajustan por su condición pedagógica al sujeto en su contexto y a las finalidades concretas.

Por ello, son características propias la versatilidad, la reversibilidad, la reemplazabilidad y la recursividad.

Por último, realiza un estudio del método y el modelo. Defiende que la investigación pedagógica requiere acuñar nuevos conceptos para avanzar en su conocimiento de la educación, sobre los cuales se construirán nuevos principios que fundamentarán la práctica educativa, pero desde el conocimiento y estudio previos y no únicamente a través de la observación de la intervención. Ahora bien, esto no significa perder de vista que el fin último reside en la mejora significativa de la práctica concreta, pues ello supondría prescindir de la mirada pedagógica.

Así pues, le son propios tanto los métodos de pensamiento como los de acción, que derivan de la racionalidad teórica y de la práctica. Nuestro autor es defensor de la idea de que el conocimiento pedagógico es tal por su vinculación con la práctica, es decir, por su capacidad para promover cambios educativos, sin los cuales aquél estaría maniatado.

De la investigación de Touriñán se desprende que la pedagogía es un conocimiento de gran actualidad en cuanto que permite realizar el doble paso consistente en transformar la información en conocimiento y el conocimiento en educación. En las páginas del texto se vislumbran ideas planteadas en sus investigaciones previas, pero actualizadas y desarrolladas en mayor medida, lo que posiblemente configura este trabajo como la obra doctrinal más representativa del autor. Sin duda alguna: un gran libro de pedagogía.

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