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Resumen

La educación es una actividad radical y reduplicativamente humana: es del hombre en cuanto tal y para el hombre. El sujeto -tanto agente como paciente- de la educación es siempre el hombre. Pero además lo es porque pretende humanizar al hombre, desplegar sus virtualidades dormidas, hacerle ser todo lo que puede y debe ser. La educación pretende alumbrar en cada persona una lograda personalidad: sencillamente hacer al hombre más valioso. O no valdría la pena que nos pusiéramos a educar.
Estudiar la educación desde el ángulo de los valores no es mero ejercicio académico, deporte intelectual incomprometido, sino una oportunidad de comprender a fondo las cuestiones más candentes de la educación. Reflexionar sobre esos valores que pretendemos alcanzar en el quehacer educativo, va a ser una de las tareas del VI Congreso Nacional de Pedagogía. La «crítica y el porvenir de la educación» reclaman una consideración axiológica. La crítica educativa aplica este modelo: determinados objetivos antes intentados carecen hoy de valor, y otros más urgentes o de mayor rango y necesidad deben sustituirlos. O no se alcanzaron adecuadamente con los medios personales y materiales, cada día más cuantiosos y costosos, que se invertieron para lograrlos.

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