Book review: Cantón-Mayo, I. (2024). Las escuelas rurales del valle de Jamuz y la Valdería [The rural schools of the Jamuz valley and la Valdería]. Eolas Ediciones. 354 pp.
DOI
10.22550/2174-0909.4109
Resumen
La escuela es la referencia primera, al salir del nicho familiar, que tienen los niños y que les abre la puerta al exterior. Sin embargo, nunca se ha estudiado ni valorado lo suficiente. La incidencia del centro escolar en la configuración de la mente de los niños se refleja en un dicho que se atribuye a Churchill: si vivimos en una choza, nos comportaremos como mendigos, mientras que, si vivimos en un palacio, nos comportaremos como príncipes. Evidentemente, el edificio escolar determinará la visión y el comportamiento de los infantes en sus primeros años, por lo que su estudio y sus características físicas tienen una trascendencia importante en el devenir de los adultos.
El trabajo de la Dra. Cantón intenta rescatar el patrimonio escolar, en su mayor parte ya en desuso, de dos comarcas leonesas: el valle de Jamuz y la Valdería. Ambas zonas están situadas cerca de La Bañeza y su selección para el estudio la justifica la autora en la cercanía a sus orígenes y en la preferencia personal por el rescate de las escuelas de una zona en la que su desaparición parece inexorable.
El libro se inicia con un capítulo dedicado al resumen del contexto y a las referencias a los arquitectos escolares que diseñaron las escuelas estudiadas. En el contexto, se refiere a la aceptación de la división administrativa de las comarcas estudiadas, sin cuestionar aspectos discutibles de la adscripción a los dos valles de los ríos Jamuz y Eria, donde se encuentran físicamente los edificios escolares descritos. En cuanto a los arquitectos, se señala su relevancia en los años anteriores a la Guerra Civil, con la intervención de Antonio Flórez, al frente de la Oficina de Construcciones Escolares del Ministerio de Educación, y de Andrés Sánchez Sepúlveda, con el que colaboró en los planos de las escuelas de Nogarejas. Después de la guerra, destacan los arquitectos leoneses Ramón Cañas del Río, Juan Torbado, Luis Aparicio Guisasola y Daniel Calleja.
Los capítulos centrales están dedicados a generar una especie de inventario de escuelas por ayuntamientos, en cada uno de los cuales se agrupan los pueblos que abarcan. Así, tenemos, para la comarca de Jamuz, cuatro ayuntamientos: Alija del Infantado, Quintana del Marco, Quintana y Congosto y Santa Elena de Jamuz. Por su parte, en el valle del Eria, los ayuntamientos son Castrocontrigo, Castrocalbon y San Esteban de Nogales. En total, comprenden 25 localidades, la mayoría de las cuales tienen dos y alguna hasta tres edificios escolares, lo que supone un recorrido amplio por estas dos comarcas leonesas puestas en valor con este estudio. Se destaca la recuperación documental de varios edificios escolares ya desaparecidos, que solo una intensa labor de archivo ha podido lograr.
En cuanto a la promoción de los edificios escolares, hay grandes diferencias: las escuelas más antiguas provienen del impulso de los vecinos de cada pueblo, que por hacenderas y turnos levantaron un humilde edificio escolar de planta baja, con cubierta a dos aguas y una o dos aulas para albergar a un nutrido grupo de escolares del lugar. Llama la atención el caso de Jiménez, donde, para construir la escuela de 1929, tuvieron que arrendar pastos, prescindir de guardas o avanzar las rentas que cobraban por las tierras comunales. En la mayoría de los casos, en las escuelas levantadas en torno a 1900, fueron los vecinos con su trabajo los constructores.
Ya en los años treinta del siglo XX, tenemos la intervención de la Administración educativa, que convocó ayudas para construir escuelas, con el arquitecto Antonio Flórez (descendiente de los filántropos leoneses que donaron la residencia Santa Luisa) como director de la Oficina de Construcciones Escolares en Madrid. Este arquitecto, junto con Andrés Sánchez Sepúlveda, firmó en 1931 los planos de la primera escuela de Nogarejas y los de la de Congosto.
En 1953, se promulgó la Ley sobre Construcciones Escolares, que subvencionaba la mitad de los costes de la edificación escolar. La mayoría de los pueblos recurrieron a ella, bien para levantar nuevos edificios escolares (como Quintana, Alija, Herreros, Pinilla, etc.), bien para modificarlos por completo (como es el caso de Castrocalbón).
El espacio temporal de los edificios de Jamuz y la Valdería es el mismo que abarca la implantación de la escuela pública en España: desde el informe Quintana de 1813, pasando por la ley Moyano de 1857, hasta los años veinte del siglo XXI. El estudio se basa siempre en evidencias documentales que sustenten la existencia de cada escuela o su pervivencia temporal.
Así, las primeras escuelas de la zona figuran en los documentos de la Diputación y en los pagos de la contribución con fecha de 1900, pero son más antiguas. Ya las refiere Madoz en su estudio en 1857 y casi todas ellas ya no existen, como sucede con Nogarejas, Alija, Navianos, Quintana del Marco, Quintana y Congosto, Torneros de Jamuz, Castrocontrigo, Morla, etc. Son escuelas de curso completo, que en su mayoría no subsisten, pero que han sido sustituidas por otras en los años treinta y cincuenta.
Por la temporalización, se recogen datos de las escuelas de temporada, que abrían durante los tres meses de invierno en lugares como Genestacio, Herreros de Jamuz, Santa Elena, Villanueva de Jamuz, Quintana del Marco, Castrocalbón, Pinilla, Nogarejas, etc.
Sin alusión a la escuela en el trabajo de Madoz aparecen pueblos como Palacios de Jamuz, Tabuyuelo, Felechares, Calzada, Torneros de la Valdería, Pobladura de Yuso, etc.
En todo caso, la referencia de la escuela más antigua nos la proporciona Nogarejas (foto de la portada del libro), donde, ya en 1661, Domingo Álvarez figura como maestro de este pueblo. La más moderna, y, por desgracia, ya cerrada, es la de Quintana del Marco, de los años noventa, a la que han categorizado como escuela chalet (así la llaman los vecinos). Por la decadencia de los pueblos y la reducción de la población infantil, no se han construido escuelas nuevas en la zona después del año 2000.
Con respecto al devenir de los edificios escolares, clausurados en su mayoría en 1981, la suerte es muy diversa: desde su demolición (como en Torneros de la Valdería) o decadencia, (como en Tabuyuelo y en Quintanilla de Flórez) hasta las controversias por la restauración para convertirse en casas de cultura (San Esteban, pero son las menos), en cantinas y bares de pueblo (Nogarejas), en consultorios médicos (como también Nogarejas San Esteban, Jiménez o Palacios) y hasta en tanatorios, como en Santa Elena con las casas de maestros. Grupos escolares como el de Castrocontrigo, que llegó a albergar cerca de 900 alumnos, hoy cuenta solo con 9 y pervive en forma de CRA. En otros casos, los centros permanecen cerradas, a la espera de un destino que los vecinos decidan en su momento.
Citación recomendada | Recommended citation
Prieto Carnicero, L., A. (2025). Cantón-Mayo, I. (2024). Las escuelas rurales del valle de Jamuz y la Valdería. Eolas Ediciones. 354 pp.. Revista Española de Pedagogía, 83(291). https://doi.org/10.22550/2174-0909.4109
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